Me gusta llamar así al lenguaje que expresa aquello que deseamos conscientemente;
Cuando no lo hacemos, solemos expresarnos en términos negativos, es decir, cuando hablamos, sobre lo que no deseamos que suceda: No quiero enfermar; no quiero llegar tarde; no quiero perder la paciencia; no quiero discutir; no quiero olvidarme de… etc.
Para «no querer algo», la mente ha de formar la imagen de eso que no deseamos para luego negarlo, por eso este tipo de expresiones nos ponen en alerta, porque la idea negativa ya la tenemos…
El lenguaje intencionalmente positivo habla de lo que queremos que suceda: Quiero tener salud; me encanta sentirme bien; quiero llegar a tiempo, o con tiempo de más; quiero tener paciencia; quiero mantener la calma; mantener una conversación amigable; quiero acordarme de… etc.
Este tipo de lenguaje construye en nuestra mente un escenario ilusionante, con las imágenes de lo que deseamos y eso hace que nuestro cerebro, nuestro organismo trabajen de manera óptima, pudiendo acceder a recursos y capacidades que tenemos para tener más posibilidades de conseguir que suceda precisamente eso de lo que hablamos…
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